¿Cuándo vamos a llegar? Esa fue la pregunta que se repitieron más de 10.000 viajeros atrapados en 30 trenes de Renfe durante la tarde del domingo 4 de mayo. El caos ferroviario estalló en plena operación retorno del Puente de Mayo, una semana después del gran apagón y justo en la antesala de la Feria de Abril. Mientras Los Morancos se adelantaban a la fiesta a ritmo de bulerías en uno de los vagones, miles de pasajeros vivían su propia odisea, entre paradas imprevistas, falta de información y retrasos interminables.
En el capítulo de hoy recogemos los testimonios de tres mujeres atrapadas por el robo de cobre que paralizó gran parte de la red.
Ana Núñez-Milara, directora de Magas en EL ESPAÑOL, vio cómo su jornada laboral se desmoronaba en la mañana del lunes, aún en pleno caos ferroviario. “La información llegaba de madrugada y nadie sabía a quién dirigirse. Fue desolador”.
Aurora García, directora de comunicación de un conocido banco, tardó 12 horas en recorrer el trayecto Cádiz–Madrid, sin batería y haciendo paradas en distintas estaciones.”La gente estaba resignada, como si ya nada nos sorprendiera, quiero pensar que es resiliencia”.
Gracia Solera, guionista de ficción, partió desde Córdoba y llegó a la capital cuatro horas más tarde de lo previsto. “No nos ofrecieron ni agua ni comida”, denuncia.“Cuando reiniciaron el sistema, el maquinista nos pidió por megafonía que no entráramos en pánico, es la peor forma para lograrlo”.
Arturo Criado, subdirector de EL ESPAÑOL Invertia, analiza las claves de este suceso en fechas tan significativas. ¿A qué hofa supo Renfe del robo de cable? Si se sabía antes de media tarde, ¿por qué partieron trenes después de esa hora?
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