
Ritmos del Corazón
カートのアイテムが多すぎます
カートに追加できませんでした。
ウィッシュリストに追加できませんでした。
ほしい物リストの削除に失敗しました。
ポッドキャストのフォローに失敗しました
ポッドキャストのフォロー解除に失敗しました
-
ナレーター:
-
著者:
このコンテンツについて
En la tarde lluviosa, caminando por uno de los cientos de parques que tiene la ciudad de Jacksonville, Florida, Mía sentía un vacío difícil de explicar. Había emigrado desde Colombia cuando era muy joven, y con cada año que pasaba, su nostalgia por las raíces culturales que dejó atrás crecía. Extrañaba los colores vibrantes de su tierra, el sonido del vallenato y, sobre todo, las tradicionales danzas folclóricas que solía ver en las festividades de su ciudad natal.
Un día, mientras caminaba por el centro de Jacksonville, Mía se topó con un cartel anunciando el evento "World of Nations", una celebración anual de la diversidad cultural de la ciudad. Una idea brillante cruzó su mente: ¿y si formaba un grupo de danza folclórica colombiana y participaba en el evento? Sería la oportunidad perfecta para reconectar con su cultura y compartirla con otros.
Con determinación, Mía comenzó a planificar. Publicó anuncios en redes sociales y en la comunidad local, buscando personas interesadas en unirse al grupo de danza. Al principio, solo unas pocas personas respondieron, pero Mía no se desanimó. Organizó reuniones, compartiendo su visión y pasión. Poco a poco, el grupo comenzó a crecer, atrayendo a colombianos y a otros interesados en la rica cultura de Colombia.
Juntos, empezaron a ensayar. Mía se encargó de coreografiar las danzas, inspirándose en el cumbia, el mapalé, y el bambuco. Cada movimiento era una expresión de amor por su patria y un recuerdo de su infancia. Para Mía, era más que danza; era mantener viva la llama de su herencia cultural.
A medida que se acercaba el "World of Nations", la emoción y los nervios iban en aumento. El grupo de Mía había preparado trajes coloridos, con faldas amplias y sombreros vueltiaos, cada detalle una muestra de la artesanía colombiana. La música, una mezcla de tambores, gaitas y acordeones, era el alma de sus presentaciones.
Finalmente llegó el gran día. El grupo de Mía se subió al escenario, sus corazones latiendo al ritmo de la música. A medida que comenzaron a danzar, el público quedó cautivado. Los movimientos fluidos y la alegría que irradiaban eran contagiosos; era como si un pedazo de Colombia hubiera cobrado vida en Jacksonville.
La actuación fue un éxito rotundo. Mía y su grupo recibieron aplausos entusiastas, y muchas personas se acercaron para aprender más sobre la cultura colombiana. Mía se sintió abrumada por la emoción. Había logrado no solo compartir su cultura, sino también reencontrarse con una parte esencial de sí misma.
La historia de Mía es un testimonio de cómo el arte y la cultura pueden ser puentes poderosos para conectar con nuestras raíces y compartir nuestra identidad con el mundo. En Jacksonville, a través del baile, Mía encontró una manera de mantener viva su cultura colombiana, demostrando que, sin importar dónde estemos, podemos encontrar maneras de celebrar y honrar nuestras tradiciones.