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Las constelaciones familiares entran en algunas instituciones públicas para hacernos perder el norte.

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Las constelaciones familiares entran en algunas instituciones públicas para hacernos perder el norte. — Una mujer se sube a un escenario. — Llora. Tiembla. Y abraza al que representa a su padre muerto. — No está en una obra de teatro. Está en una sesión de constelaciones familiares. — Allí, unos desconocidos interpretan a miembros de su familia. — Incluso hay alguien que encarna su enfermedad. — Todo eso lo guía un supuesto terapeuta. — Esta pseudoterapia se ha colado en España. — Y se ha expandido como un virus en Latinoamérica. — Dicen que busca sanar el alma… — Pero muchos profesionales aseguran que destroza más de lo que arregla. — El psicólogo José Miguel Cuevas lo advierte sin rodeos. — “Se ha popularizado más que cualquier otra”, afirma. — No se trata de una práctica marginal. — Con una búsqueda rápida aparecen más de cincuenta clínicas solo en Madrid. — Se ofrecen en páginas como Groupon. — Treinta euros por sesión. Sesenta el pack. — Detrás del disfraz de bienestar hay algo mucho más turbio. — Porque no es una terapia. Ni está avalada científicamente. — Se esconde en palabras como “energía”, “ancestral” o “sistémico”. — Utiliza términos medio lógicos para sonar creíble. — Y eso la vuelve aún más peligrosa. — Porque engaña con el envoltorio de la salud emocional. — Así logra entrar incluso en colegios profesionales y universidades. — En más de un centro de prácticas se ha utilizado sin control. — En 2024, el COP de Bizkaia ofreció una formación con flores de Bach, hipnosis y chamanismo. — En Cheste, el ayuntamiento organizó un taller de constelaciones dentro del calendario de salud. — ¿Cómo ha podido ocurrir algo así? — Porque estas prácticas han saltado del mundo espiritual al mundo jurídico. — La llaman “derecho sistémico”. — Y ya se usa en bufetes, empresas e incluso juzgados. — Se emplea en divorcios, mediaciones y herencias. — La propia jueza que lo impulsa dice que “aún no se puede explicar, pero tiene que ver con la física cuántica”. — Mientras tanto, los daños siguen acumulándose. — El psicólogo Emilio Molina advierte que esto ya está pasando en Portugal y Brasil. — Y que en España hay magistrados creyentes que impulsan la práctica. — “Te constelan la casa, la mascota... todo”, ironiza. — Hasta ofrecen retiros de lujo por más de mil euros. — Uno de estos retiros está dirigido por Graciela del Campo. — Famosa por declarar que “la mujer violada no es víctima, eligió ese camino de sanación”. — En la asociación APETP reciben decenas de llamadas. — La mayoría vienen de familiares preocupados. — El patrón se repite: la víctima empieza a pedir partidas de nacimiento. — Busca traumas heredados. Culpables ocultos. — La pseudoterapia le dice que su infertilidad se debe a un aborto de su abuela. — O que sus deudas provienen de un robo cometido por su bisabuelo. — En ese entorno hipnótico surgen falsos recuerdos. — Y en muchos casos, aislamiento social. — Han visto cómo personas salían directas al psiquiátrico tras una sola sesión. — Porque escenifican abusos. O reviven traumas sin acompañamiento real. — Una chica, con una ruptura reciente, acabó sin poder salir de casa ni ir al trabajo. — Otra rompió la relación con su padre por unos recuerdos implantados. — No pudo despedirse de él antes de morir. — Y ahora, vive destrozada y sin rumbo. — Cuevas lo resume de forma contundente: “Es como una droga”. — Genera dependencia. Si te funciona, repites. Si no, te ofrecen otra cosa. — Un retiro. Un nuevo taller. Un nuevo gurú. — Estas terapias no solo no curan. — Alejan de tratamientos reales. — En España, más de dos millones de personas han abandonado terapias médicas por alternativas sin base científica. — En casos de cáncer, esto puede cuadruplicar el riesgo de muerte. — Aun así, en redes sociales, las constelaciones se venden como milagros. — “Traen de regreso lo oculto y ponen orden”, dicen sus defensores. — “Preparan el alma para el milagro”, afirman sobre el cáncer. — Todo con un lenguaje ambiguo, lleno de promesas, sin ninguna evidencia detrás. — La serie *Another Self*, de Netflix, ha hecho el resto. — Allí, una protagonista se “cura” de cáncer gracias a las constelaciones. — Y ahora, muchos creen que ese guion es posible. — Pero los expertos piden responsabilidad. — Reclaman que los colegios profesionales actúen con más firmeza. — Que las instituciones públicas no abran la puerta a estas prácticas. — Porque la salud mental no puede permitirse este juego peligroso. — Detrás de la pseudoterapia no hay sanación. — Hay dinero. Hay sectarismo. Y hay muchas víctimas. — Creyendo que descubren su origen… — Cuando, en realidad, están perdiendo el norte.

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