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Cynthia Petion y Eddie Petion Audio de Cooperativas Dominicanas Un Clásico en Peligro

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Cooperativas dominicanas entre solidaridad histórica y urgencia regulatoria para continuar creciendoEl cooperativismo en la República Dominicana tiene raíces profundas: más de 78 años impulsando inclusión financiera y desarrollo para comunidades que a menudo quedan al margen del sistema bancario tradicional. Con más de 2,322 cooperativas activas y alrededor de 2,2 millones de asociados —equivalente a una quinta parte de la población— este sector ha sido clave para ofrecer soluciones de crédito, ahorro y servicios sociales a las zonas menos atendidas. Pero pese a su importancia, el cooperativismo enfrenta hoy desafíos estructurales que ponen en riesgo su sostenibilidad, crecimiento y capacidad de cumplir su misión socioeconómica. En particular, el informe reciente del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM) destaca con claridad tres grandes retos: la regulación, la supervisión efectiva y el acceso a financiamiento competitivo. Un sector cooperativo fuerte — con historia y alcance socialPara comprender el problema, primero es necesario valorar lo que ya existe. El modelo cooperativo dominicano:Está presente en amplias zonas del país, tanto urbanas como rurales, con cooperativas de ahorro, crédito, de productores agrícolas, cooperativas de consumo, entre otras.Ha brindado servicios financieros básicos a millones de personas, muchas de las cuales no tienen acceso habitual a la banca comercial. Esto incluye productos de ahorro y crédito, pero también servicios sociales asociados.Ha generado empleo, promovido la economía local y fomentado valores de solidaridad, ayuda mutua y responsabilidad comunitaria. Estos son activos intangibles, pero de muy alto valor en tiempos de crisis, inflación o incertidumbre económica.Sin embargo, la misma historia y alcance del sector cooperativo revelan que su estructura legal y de funcionamiento no ha evolucionado al ritmo que lo exigen los cambios económicos, financieros y regulatorios globales y nacionales. Ahí nacen los problemas que hoy se evidencian.El marco regulatorio: obsoleto, disperso y limitadoUno de los hallazgos centrales del informe del MICM es que la legislación vigente para las cooperativas dominicanas está desactualizada. Algunas leyes que rigen el cooperativismo datan de décadas atrás, cuando la economía local, la tecnología financiera y las oportunidades de inclusión eran muy distintas. Algunos puntos clave:Falta de una ley moderna unificada que defina con claridad qué obligaciones tienen las cooperativas en términos de transparencia, gobierno corporativo, rendición de cuentas, protección de ahorrantes, solvencia, etc. Las leyes actuales muchas veces no contemplan todos estos temas, o lo hacen de forma parcial.Dispersión normativa: múltiples leyes (como la Ley 127-64 de Asociaciones Cooperativas, la Ley 31-63, la Ley 155-17 de lavado de activos, reglamentos antiguos, etc.) regulan distintos aspectos, pero con solapamientos, vacíos y ambigüedades. Esto genera inseguridad legal para las cooperativas y para los socios. Ausencia de un plan estratégico de desarrollo cooperativo: según el informe, no hay una hoja de ruta clara desde el gobierno que marque metas de regulación, supervisión, financiamiento ni de innovación tecnológica para las cooperativas.Estas deficiencias normativas reducen el atractivo del cooperativismo ante socios, inversores o potenciales asociados, pues la percepción de riesgo crece —riesgo legal, operativo, reputacional—, lo que puede traducirse en menores ingresos, dificultades para crecer y vulnerabilidad ante crisis.Supervisión: entre presencia tímida y necesidad de eficaciaLa regulación no sirve de mucho si no hay supervisión efectiva. Aquí otro gran reto identificado en el informe:Idecoop, el organismo estatal encargado de supervisar el sector cooperativo, ha realizado avances: auditorías, fiscalizaciones, certificaciones e instauración de ciertos estándares de control.Pero esos esfuerzos muchas veces se ven limitados por la falta de capacidades técnicas, recursos humanos especializados, tecnología de información, seguimiento continuo, y sanciones efectivas ante incumplimientos. Una cooperativa podría no cumplir ciertos estándares, sin enfrentar consecuencias reales, lo que genera riesgos morales y financieros.También se señala que en muchas cooperativas la gobernanza interna —los mecanismos de rendición de cuentas, los órganos directivos, las prácticas de transparencia— no están lo suficientemente desarrollados o no se aplican con rigor. Esto incluye resistencias al relevo generacional o poca renovación de liderazgos, lo que puede implicar perpetuación de prácticas antiguas, falta de innovación o falta de adaptación.Supervisión financiera hoy no solo significa chequear balances, sino monitorear riesgos, prevenir fraudes, asegurar cumplimiento de estándares contables, asegurar reservas adecuadas, riesgos de crédito, liquidez, sobre ...
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