El arma es una extensión del ser. En la tradición china, el arma no es vista como un simple instrumento para vencer a un oponente. es una extensión del cuerpo, sí, pero también del espíritu. El maestro no entrena solo para ser eficaz en la batalla. entrena para estar presente, para cultivar la paciencia, la precisión y la conciencia. el arco, por ejemplo, requiere de equilibrio entre fuerza y suavidad. el guerrero que lo domina no es el más fuerte, sino el más centrado.

Aquí es donde surge la comparación que inspira este episodio: el arma es como un hijo o como un alumno. No está ahí solo para servirnos. Está para enseñarnos. Para que nos hagamos cargo de ella. Para que no nos olvidemos de lo que somos.

Hoy vamos a hablar de dos fuerzas que transforman la vida desde adentro:

La voluntad... y la conciencia.

Dos pilares invisibles que, en el arte del Tai Chi, se entrelazan como el yin y el yang.

A veces uno guía, a veces el otro sostiene… pero siempre están presentes.

Y cuando logramos entender cómo funcionan en nosotros, todo cambia.

Hoy, hablaremos de una actividad que no solo mejora tu estado físico, sino también tu mente y espíritu: las Artes Marciales.