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サマリー
あらすじ・解説
Cuando el Espíritu Santo transforma el corazón, nacen vidas que valoran las almas más que los bienes, y hacen de la generosidad un testimonio del cielo.
La iglesia primitiva vivía una fe profunda, auténtica y transformadora. Sus obras testificaban de que tenían a las almas de los hombres por más preciosas que las riquezas terrenales. Unidos por la fe en Cristo resucitado, movidos por el Espíritu Santo, compartían todo lo que tenían con un amor desinteresado y puro. En ellos no había codicia, sino comunión. No vivían para acumular, sino para dar.
En ese cuadro glorioso de unidad y generosidad, vemos reflejado el carácter de Cristo, quien "nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros" (Efesios 5: 2). Su generosidad no era obligada, sino natural. Así luce una iglesia llena del cielo: desprendida, amorosa, generosa. Así será siempre que el Espíritu de Dios tome posesión de la vida. El espíritu de liberalidad es el espíritu del cielo.
La iglesia que ama lo eterno es una iglesia viva, guiada por el Espíritu, desprendida del mundo y entregada a la misión. Allí donde el Espíritu de Dios gobierna, la codicia se apaga y nace la generosidad. La gracia no solo se predica, se vive. Hoy, como en aquel tiempo, Dios busca formar en nosotros un corazón celestial: uno que se conmueva por las necesidades de los hermanos, que invierta en lo eterno, y que vea en cada alma una joya por la cual Cristo murió. Que la iglesia de hoy vuelva a ser reconocida no solo por sus palabras, sino por la profundidad de su amor.
"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. ... Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre." (1 S. Juan 2: 15, 17).
Haz esta oración:
"Señor, dame un corazón como el tuyo.
Líbrame del egoísmo y de la comodidad,
y llena mi vida con tu Espíritu Santo.
Que ame lo eterno más que lo pasajero,
que valore las almas más que los bienes,
y que viva cada día
como testigo del cielo aquí en la tierra.
Que refleje tu amor,
y que mi generosidad sea un canal de tu gracia.
En el nombre de Jesús, Amén."
La gracia de Dios sea contigo.