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NO ES UNA OPCIÓN ESTANCARNOS EN LA INMADUREZ ESPIRITUAL

Lo normal de un bebé o un recién nacido es el crecimiento; esto demuestra que está vivo y saludable. Lo mismo pasa en nosotros, como nacidos espirituales: lo normal es crecer en conocimiento espiritual y manifestar buen carácter, es decir, ser más pacificadores, más santos, más humildes, tener hambre de alimento espiritual y más aborrecimiento de lo pecaminoso, menos envidiosos, quejosos, cahuineros. Si decimos ser creyentes y estamos estancados, no hay anhelo de manifestar buen carácter, no hay pasión por Cristo y el evangelio, existe flojera para orar, no hay interés de aprender y adquirir conocimiento bíblico, eso quiere decir que estamos en una mala situación. Lo normal para un nacido del Espíritu es crecer espiritualmente; si no, pasará lo mismo que a los corintios y a los gálatas: «¿Tan insensatos sois? Habiendo comenzado por el Espíritu, ¿vais a terminar ahora por la carne?» (Gálatas 3:3 LBLA)

«el hombre, por más ilustrado que sea, o la mujer, por más servicial que sea para la obra de Dios, nunca debe jactarse del crecimiento espiritual que solo da el Señor»

Por Víctor Ñancucheo

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