El Espíritu Santo es el jefe de las misiones.

Sin el poder del Espíritu Santo, no podemos hacer la obra misionera. Ya que el Espíritu Santo es el que nos da el valor de predicar, y el que se encarga de convencer a las personas.

La voluntad de Dios para nosotros, es compartir el Evangelio a otros.

Cristo vino a la tierra, dejó su gloria para cumplir la voluntad del Padre. Asimismo, nosotros no debemos hacer nuestra propia voluntad, sino que debemos ser obedientes a la Gran Comisión.

"La iglesia tiene el privilegio de compartir la bendición"

Como iglesia, tenemos el privilegio y la responsabilidad de compartir la Palabra de Dios a quienes no la han conocido. El mandato es "Id por todo el mundo"; de lo contrario, el castigo será grande si la iglesia no la cumple.

Abraham dejó comodidades, dejó una ciudad civilizada, para ir a un lugar desconocido.

El evangelista, nos lleva a ver la historia de Abraham; en donde Dios desde un principio hace el llamamiento a cumplir la Gran Comisión a él, y hasta hoy día, Dios aún sigue pidiéndonos a cumplir la Gran Comisión.

"Dios es el gran misionero, el gran ejemplo a seguir"

El evangelista Elías nos lleva a la Palabra de Dios a demostrarnos que Dios fue el primer misionero. Por ello, tenemos un gran ejemplo a seguir, y así cómo Dios mando a su Hijo, también nosotros debemos ir y predicar el Evangelio.

"Si no van tus pasos, que vayan tus pesos"

El evangelista Elías nos muestra cómo el apóstol Pablo, aún en sufrimiento y circunstancias difíciles en las que él estuvo, se gozó y tuvo gratitud en Dios. Cada siervo de Dios debe depender de Dios así como Pablo lo hizo.