118 Gotera_Continua_y_Rencilla__El_Peligro_de_Destruir_Relaciones_y.m4a
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118 Gotera_Continua_y_Rencilla__El_Peligro_de_Destruir_Relaciones_y.m4a
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Proverbios 27:15-16
Gotera continua en tiempo de lluvia Y la mujer rencillosa, son semejantes; Pretender contenerla es como refrenar el viento, O sujetar el aceite en la mano derecha.
El peligro de la rencilla.
¿Has escuchado una gotera que no deja de caer?
Ese sonido repetitivo y constante, nos puede poner nerviosos. No es terrible, pero con el tiempo nos puede llegar a desesperar.
Así compara Salomón a la persona que discute constantemente, que vive señalando y exigiendo, sin buscar la paz en Dios.
Como creyentes, seamos hombres o mujeres, debemos huir de esto y descansar en Dios.
Una gotera puede parecer insignificante, pero con tiempo desgasta, humedece, daña las paredes, techo e incluso puede hacer un gran charco en la habitación.
De la misma manera, cualquiera de nosotros que mantiene una actitud rencillosa, termina estropeando cualquier relación.
La crítica no corrige, sino que destruye y desgasta.
La corrección debe venir con amor y paz, mientras que la contienda lo hace con amargura y resentimiento.
Tratar con personas rencillosas es como intentar atrapar el viento o retener el aceite con la mano, algo realmente complicado.
Por eso es tan importante que como creyentes, descansemos en Dios y hablemos con sabiduría y amor.
No tenemos por qué ganar cada discusión, sino dejemos que el Espíritu Santo gobierne nuestras vidas y hablemos con amor al tratar de corregir a los demás.
Aprendamos a mantener silencio y a hablar con amor puro y genuino, siendo un ejemplo del amor de Cristo a los demás.
¿Estás siendo fuente de paz o de desgaste con aquellos que te rodean?
Reto para hoy: Hoy decide ser constructor de armonía. Si has estado discutiendo o provocando contiendas, guarda silencio y ora antes de responder. Deja que el Espíritu Santo te hable antes de que tú lo hagas.
Oración: Ven delante de Dios
y pídele que te ayude a tener un corazón rendido a Él. Dile que te enseñe a hablar con dulzura, a callar con prudencia y a responder con amor.
Pídele también que quite de ti la contienda, para que tu presencia sea como perfume y no como una gotera que desespera.
Que tu casa, tu familia y tus palabras reflejen el amor de Cristo. Dios te bendiga. ¡Qué tengas un buen día! Amén. DTA
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