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PERROS A LA MESA

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Lee Mateo 15:21–28

Dado que muchas culturas aman a los perros, nos resulta difícil asimilar que, en general (no universalmente), los perros sean menospreciados en la Biblia, probablemente porque solían correr en manadas salvajes (Salmos 59:14) y eran carroñeros (Éxodo 22:31). El término “perro” se consideraba un insulto (pensemos en Goliat en 1 Samuel 17:43).

En Mateo 15:21–28, encontramos una conmovedora historia de fe y perseverancia que contrasta con la perspectiva negativa sobre los perros en el mundo bíblico. Jesús viajó a la región de Tiro y Sidón, donde una mujer cananea se le acercó clamando: “¡SEÑOR, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada” (v. 22).

Al principio, Jesús no respondió, y Sus discípulos le instaron a que la despidiera. Sin embargo, la desesperación de la mujer la impulsó a persistir. La respuesta de Jesús parece dura al principio: “No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel” (v. 24). La mujer, sin inmutarse, se arrodilla ante Él y suplica: “¡Señor, ayúdame!” (v. 25). Jesús entonces dice: “No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros”. Su respuesta es notable: “Sí, Señor”, afirma. “Pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos” (vv. 26–27).

Conmovido por su respuesta, Jesús elogió su gran fe y le concedió su petición, sanando a su hija. Este pasaje destaca la humildad, la perseverancia y la fe inquebrantable de la mujer. A pesar de las barreras culturales y el aparente rechazo, se mantuvo firme en su búsqueda de la ayuda de Jesús, creyendo en Su poder y misericordia.

El término “perros” en este contexto se refería a los gentiles, y la aceptación de esta designación por parte de la mujer demostró su humildad. No exigió derechos ni privilegios, sino que reconoció su posición y expresó una profunda fe en la compasión y la capacidad de sanación de Jesús. Su persistencia y fe derribaron barreras, lo que condujo a la sanación milagrosa de su hija.

  • ¿Qué podemos aprender de esta mujer sobre cómo acercarnos a Dios? ¿Cómo puede esta postura moldear nuestra vida de oración?

Ora con nosotros

Señor misericordioso, aunque el mundo de hoy valora el poder y la autoridad, Te pedimos la humildad y la mansedumbre de la mujer cananea. Su fe perseverante nos inspira a acercarnos a Ti con la misma sed de Tu misericordia.

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