MAYO 15 - Chequeo del Corazón

Lectura bíblica en 3 años: Proverbios 16:2; Salmo 54; 2 Corintios 3

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“Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión, pero Jehová pesa los espíritus.” — Proverbios 16:2

“He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor es quien sustenta mi vida.” — Salmo 54:4

“No que seamos suficientes por nosotros mismos para pensar que algo es de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia proviene de Dios.” — 2 Corintios 3:5

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Todos queremos creer que estamos bien—quizás incluso que lo estamos haciendo excelente. Nos gusta pensar que nuestras intenciones son correctas, que nuestras decisiones son buenas y que nuestro corazón está en el lugar adecuado. Pero Proverbios 16:2 nos recuerda que, aunque algo nos parezca correcto, eso no significa que lo sea a los ojos de Dios. Él ve lo que hay debajo de la superficie—nuestros pensamientos, intenciones y aquello que no publicamos en redes. Puede parecer intenso, pero no es para avergonzarnos, sino para liberarnos.

Cuando nos sentimos abrumados por la presión de ser suficientes o de hacerlo todo perfectamente, el Salmo 54 nos consuela: Dios es nuestro ayudador. No nos deja solos para resolver las cosas. Y en 2 Corintios 3, Pablo nos recuerda que no tenemos que ser “suficientes” por nuestra cuenta—nuestra fuerza, valor y capacidad vienen de Dios. Ahí es donde comienza la verdadera confianza y libertad.

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PIÉNSALO

1. Revisa tus motivaciones: ¿Por qué haces lo que haces—especialmente cuando nadie te ve? Pídele a Dios que revele lo que realmente hay en tu corazón.

2. Reconoce la presión: ¿Alguna vez sientes que no eres suficiente o que tienes que estar probando tu valor? Recuerda que tu suficiencia viene de Dios—no de tus notas, tu popularidad o tu rendimiento.

3. Deja que Dios sea tu ayudador: ¿Qué cambiaría si realmente creyeras que Dios es quien sostiene tu vida? ¿Te estresarías menos? ¿Orarías más?

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VERDAD CLAVE

Dios ve tu corazón, te ayuda cuando te sientes débil y te recuerda que tu valor no viene de tu fuerza, sino de Él.

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ORACIÓN

Padre celestial, gracias por ver mi corazón, incluso cuando yo mismo no entiendo lo que está pasando dentro de mí. Ayúdame a no confiar en mi propio entendimiento ni buscar la aprobación de otros, sino a confiar en que Tú eres mi ayudador y que Tú eres suficiente para mí. Examina mi corazón y guíame en Tu verdad. En el Nombre de Jesús, Amén.