エピソード

  • Mi perra vida temporada 2025, episodio 50.
    2025/12/12
    Relato – La cura a las adicciones (cuarta parte) | Poema – El puente – Amalia Bautista | Reseña – Fabricación -Ricardo Raphael | Frase robada – Carole Fréchette | Bonus track La cura a las adicciones (cuarta y última parte) Thomas dio un segundo sorbo al café, y a punto de comenzar su respuesta fue interrumpido nuevamente por El Capitán. -Me gustaría avisarle que, todos los caballeros aquí sentados son personas serias y muy ocupadas, como pudo observar, este es un centro de operaciones, controlamos la mayoría del tráfico de drogas, armas y personas a nivel global, es el lugar más seguro y blindado del mundo. Por lo que, esta conversación es muy importante para todos los presentes. También sabemos que el gobierno de Estados Unidos, y otros con quienes tenemos estrechas relaciones comerciales, han intervenido en el juicio que lo trajo hasta aquí. Por lo tanto le rogamos sea honesto, no esperamos escuchar una replica de lo ya publicado en todos los medios. Thomas dejó de ver su taza de café, apoyó los codos en la mesa y cruzó los brazos. -Veo que están bien enterados de mi trabajo y el escándalo que montamos para terminar en prisión. Pero es muy probable que no supieran lo que pasó después de publicar mi último estudio, donde se demostró que el medicamento redujo en más del ochenta por ciento el consumo de drogas duras, y con pequeñas dosis de mantenimiento las recaídas eran prácticamente nulas. Pensándolo bien, tal vez ustedes lo sepan mejor que yo -volteó a mirar a El Capitán, quien contuvo una sutil sonrisa-. Pues lo primero que llamó la atención al consejo directivo de la compañía fue que, la nueva aprobación para el tratamiento de la adicción a drogas duras se estaba retrasando más de lo habitual, por “motivos de seguridad” argumentaban. Volví a revisar las bases de datos, realizamos análisis estadísticos más rigurosos y no encontramos nada inusual, lo mismo que en los estudios de obesidad, diabetes y cirrosis. La primera noticia me la dieron tirado afuera de mi casa con esposas en las manos, mientras me transportaban a la comisaria los custodios me enlazaron una videoconferencia con el presidente la empresa. Sin muchos preámbulos me pidió que lo disculpara por la terrible situación a la que me exponía, pero era el único modo de enmendar los errores de ese estudio. Yo le aseguré que no había tales desaciertos, no cabía lugar a dudas. Me explicó que el errar era el estudio en sí, no entendía a qué se refería. Ahora, que me explica su cartera de clientes, creo que todo es más claro. Me comentó que las agencias regulatorias y de seguridad de diversos gobiernos alrededor del mundo, me imagino que sus socios comerciales, le hicieron llegar sus preocupaciones sobre cómo éste fármaco podría afectar sus proyecciones económicas, los cálculos estimaban la caída de gran parte del tráfico y venta de drogas ilegales a nivel mundial, situación que de inicio era compleja, pero que arrastraría a sus socios del mercado financiero, minero, tecnológico y tantos otros que de un modo u otro facilitan o se benefician de esa actividad económica. Las estimaciones no eran halagüeñas, los mejores escenarios contemplaban una crisis peor que la del inicio del siglo pasado. Mientras iba camino a la prisión lo único que se me ocurrió fue proponer que se retractara el artículo, situación que ya se había dado con otros fármacos donde al final no demostraron la utilidad prometida, y fueron retirados del mercado. Aclaró que la decisión no estaba en sus manos, y la propuesta de generar tal escándalo y polarización de la sociedad era algo que ayudaría a distraer la atención del verdadero problema económico que surgía ante la cura de las adicciones. Me pidieron paciencia, que todo mi apoyo sería recompensado generosamente, apenas la situación en los mercados internacionales se calmara, comenzarían a trabajar en una reducción significativa de la condena. Thomas volvió a beber su café y se apoyó en el respaldo de la silla. La mesa permanecía pensativa en silencio. -Le agradezco su sinceridad Dr. Thomas, para nosotros esta información es muy importante. Efectivamente asesoramos a los gobiernos en las proyecciones financieras, pero el modus operandi para corregir el problema es autoría de nuestros socios, ellos son los expertos. -Me imagino que esta conversación se encuentra al margen de la compañía y sus socios ¿o me equivoco? -le pregunto Thoma a El Capitán. -Así es Dr. Thomas, de hecho el que usted fuera sentenciado de por vida en esta penitenciaria tampoco es azaroso. Esta reunión fue organizada para hacerle una propuesta. El Capitán se levantó de la mesa, invitando a Thomas para lo siguiera fuera de la sala de juntas, y detrás todos los integrantes de la reunión. Pasaron algunos pasillos y El Capitán se detuvo frente a una de las puertas, digitó un código que le permitió el acceso a un inmenso laboratorio de ...
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  • Mi perra vida temporada 2025, episodio 49.
    2025/12/05
    Relato – La cura a las adicciones (tercera parte) | Poema – Invocación – Mikeas Sánchez | Reseña – Poema – Maquina – Durrumbe – Eugenio Tiselli | Frase robada – H. G. Wells | Bonus track La cura a las adicciones (tercera parte) Thomas se disponía a terminar sus últimos pendientes en el laboratorio, y regresar a casa, deseaba un fin de semana tranquilo para disfrutar de un buen restaurante, tirarse al asoleadero en el jardín y chapotear un rato en la alberca. Su Porsche estaba estacionado al lado del de el director general, prestación de la empresa que recibió a los dos años de haber ingresado. Los biotecnólogos de la compañía llevaban años buscando fármacos que ayudaran al control de la obesidad, hace una década pensaron que lo habían logrado, pero cuando probaron el medicamento en miles de personas alrededor del mundo, se triplicaron las tasas de suicidios. La empresa casi se va a la ruina, pero los inversionistas confiaron en que iban por la senda correcta, así que la re-financiaron y continuaron sus investigaciones. Sabían que encontrar la cura para un problema tan frecuente que parecía invisible, sería una excelente inversión. Por eso no dudaron en integrar a Thomas a su equipo, su estudio en ratas mostraba un control del comportamiento como nunca antes visto, revirtiendo hábitos que eran imposibles de erradicar. Los inversionistas no estaban equivocados, dejaron a disposición de Thomas una pléyade de sustancias en experimentación, para que comenzara a evaluarlos y avanzar en su potencial desarrollo. En menos de dos años las pruebas en cerdos, en quienes el reto era mayúsculo por su ausencia de centro de la saciedad, demostraron controlar su consumo de alimento y bajar de peso, de forma casi mágica. Thomas había identificado un defecto en las células de diversos órganos, que afectaban su comportamiento, y administrando una inyección semanal a los animales, lograba esos increíbles hallazgos. Los primeros resultados en humanos coincidieron con la hipótesis planteada, tras probar varias dosificaciones, encontraron la manera de inducir modificaciones en el comportamiento de las personas, que les reducía el consumo masivo de calorías, y algunos otros cambios que al principio se consideraron irrelevantes, pero que a la postre consolidaron a la empresa a nivel mundial. En cuatro años de trabajo Thomas publicó los resultados de miles de personas con obesidad, tratados con su inyección mágica, el artículo científico demostraba una reducción de peso tan grande como la obtenida a través de las agresivas cirugías, destinadas a pacientes con severos problemas de salud derivados de la obesidad. Tras su aprobación en Europa y Estados Unidos, la empresa recibía toneladas de dinero en ganancias, tenían a la gallina de los huevos de oro. Para ese momento a Thomas le actualizaron su contrato y por primera vez en la historia un investigador, un científico tenía un convenio económico mejor que el de cualquiera de los mayores deportistas del mundo. Como si eso no fuera suficiente, de inmediato, sabiendo lo que había descubierto, iniciaron pruebas para ver si la medicina podría funcionar en otros escenarios. Así que, comenzaron a tratar enfermedades relacionadas, como la diabetes, problemas del corazón, renales, hepáticos; y todo mejoraba, ampliando el abanico de ingresos de la empresa. Thomas estaba convencido de que eso solo era el inicio, mientras su cuenta de banco se engrosaba significativamente, el seguía trabajando con sus ratas, nunca aceptó hacerse una figura pública, tenía mayor interés en sus experimentos, los cuales comenzó a mover hacia su verdadera pasión la modificación del comportamiento. Tras algunos ajustes, encontró la manera de mejorar modelos animales de enfermedades degenerativas. Los directivos no tardaron en comenzar a explotar estas posibilidades, sin saber que estaban abriendo la caja de Pandora. Llegó al portón de su casa, la puerta automática comenzaba a abrirse y de improviso, decenas de patrullas lo rodearon, Thomas estaba confundido, no entendía lo ocurrido, pensaba que todo debía ser un error, con decenas de policías armados con rifles lo obligaron a salir del auto y sometido en el suelo, le colocaban las esposas, le recitaban sus derechos y le gritaban que estaba detenido por el asesinato de decenas de sujetos de investigación. Invocación – Mikeas Sánchez Hay un lugar privilegiado para mi amado, aquel donde brotan la música y la danza, aquel que habitamos antes de la luz, antes de ser. Yo te invoco amado mío, donde sea que estés sueña conmigo, que nadie te haga olvidar que nacimos para contemplar los atardeceres de Ajway’. Yo te invoco amado mío, donde sea que estés, ¡Nómbrame!, Eres mi dualidad, la cima del Gran cerro, todos los orgasmos que me faltan. Poema – Maquina – Durrumbe – Eugenio Tiselli Este es un libro objeto, hermoso, ecléctico, híbrido, que explora ...
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  • Mi perra vida temporada 2025, episodio 48.
    2025/11/26
    Relato – La cura a las adicciones (segunda parte) | Poema – Sólo una noche – Anónimo | Reseña – Jurassic Park – Michael Crichton | Frase robada – Ludwig Wittgenstein | Bonus track La cura a las adicciones (segunda parte) Leer la primera parte del relato Apenas lo movieron con el resto de los presos y ya lo tenían perfectamente ubicado. Thomas lo intuía y aunque intentaba ser cuidadoso y no exponerse, ni llamar la atención, sus habilidades eran inútiles casi pueriles. Al final de la tercera semana, cuando Thomas cruzaba un pasillo no muy bien iluminado, que casualmente quedaba fuera del ángulo de visión de la cámara de seguridad, fue detenido por tres cabezas rapadas que, sin mediación comenzaron a golpearlo, ya en el suelo, uno de ellos sacó del calcetín una punta de acero afilada, que empuñó con dirección al cuello. Thomas intentaba zafarse, pero era inútil, lo superaban en número, habilidad y fuerza. -A ver pinches gringos, ya se les acabó la fiesta, dejen al mexicanito ese en paz -dijo un tipo que bien podía ser primo de Thomas, sólo que dos veces más grande y con más músculos que tatuajes. -No te metas hijo de puta, este nos lo encargaron -le respondió el tipo con la punta de acero apuntando al cuello de Thomas en el suelo. -Pues a nosotros también, este mexicanito lo cuidamos nosotros ¿está claro? El tipo con la cabeza rapada observó desconfiado a esa montaña de músculos, sabía que estaba solo, pero apenas intentará enterrarle la punta, decenas de compatriotas los aniquilarían en cuestión de segundos. Se le quitaron de encima y se fueron caminando, tan tranquilos, como si no hubiera pasado nada. Thomas no sabía si estaba más aliviado o consternado por todo lo ocurrido. -Levántate cabrón, no deben de tardar en venir los custodios, para ver qué ocurre. Con todo el cuerpo magullado se esforzó por levantarse del suelo, y seguir instintivamente al tipo que, lo salvó de morir desangrado con una punta de acero en la yugular. -Gracias -le dijo tímidamente, mientras el tipo continuaba caminando con naturalidad mientras lo ignoraba. -De verdad te lo agradezco -insistió Thomas- pero creo que te equivocaste, yo no soy mexicano. El tipo se detuvo de improviso y Thomas por nada se estampa en su espalda. Volteó y lo vio de arriba a abajo. -Pues cabrón, tengo varios hermanos igual de prietos y panzones que tú, lo que sí es que hablas inglés como gringo, pero si no quieres despertar mañana con una navaja en el hígado, será mejor que te vayas sintiendo uno de los nuestros, lo cual te conviene, porque yo creo que todos los demás van a buscar el mejor momento para entregar tu cabeza y cobrar la recompensa. Sin mediar más palabras ambos entendieron el acuerdo y Thomas continuó caminando detrás, primero por las zonas comunes donde invariablemente todos los observaban, ya se había regado la información. Paulatinamente comenzaron a deambular por pasillos solitarios, en el poco tiempo que llevaba recluido jamás había estado en esa sección de la prisión. Al final del pasillo había dos guardias y un sistema de detección de metales. De manera automática el tipo musculoso, en silencio, se detuvo frente de uno de ellos, separó las piernas y levanto las manos a los costados. Lo revisaron escrupulosamente y pasó por el arco de seguridad, se iluminó una luz verde y otro custodio abrió la puerta permitiendole el paso. La puerta se cerró y Thomas quedó solo con los guardias, imitó el comportamiento de su anfitrión y paso por la pesada puerta de metal. Al entrar, Thomas pensó que se encontraba en el recibidor de un corporativo de oficinas, salvo por el hecho de que, todos eran hombres de aspectos latino que portaban el uniforme de presos de la penitenciaria. Se quedó observando durante varios segundos el movimiento de la gente, verdaderamente el ambiente era ajeno al un centro de reclusión. Thomas salió de su asombro y volteó a todos lados, para encontrar a la montaña de músculos que lo había salvado de morir desangrado, el tipo había desaparecido entre el ejército de personas que se movía de una oficina a otra. En el centro de la inmensa sala, había una recepción con tres personas frente a sus computadoras, tomaban llamadas y tecleaban información afanosamente. Le pareció absurdo, pero era lo único que se le ocurría, se acercó a pedir informes. -Buenos días -dijo dubitativo, sin mas argumentos que agregar. -Buenos días señor Thomas -respondió uno de los presos que atendía la recepción-, ya lo están esperando. No supo qué responder, no entendía qué estaba pasando, hace apenas menos de media hora estaba al borde de la muerte y ahorita parecía que iba a realizar un trámite burocrático. -¿Quién me espera? -preguntó tímidamente. -El Capitán y los miembros del consejo. ¿Desea algo de tomar? Se encontraba perplejo, pensaba en lo surrealista de su situación, respondió casi a modo de burla. -Un latte con leche de ...
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  • Mi perra vida temporada 2025, episodio 47.
    2025/11/21
    Relato – La cura a las adicciones | Poema – A un poema de distancia – Elvira Sastre | Reseña – Balada del consentimiento mutuo – Berlot Brecht | Frase robada – Jorge Luis Borges | Bonus track La cura a las adicciones Decenas de flashes lo deslumbraron dolorosamente, la cabina en la que lo trasladaban del centro penitenciario hacia el juzgado era lúgubre. Las manos y pies esposados no le permitían más que dar pasos lentos, pequeños y ruidosos; aun así dos custodios a su lado y otros dos apostados detrás y enfrente de él, le hacían el camino aún más lento, así que los fotógrafos se daban un festín, debían obtener una imagen que despertara odio y aversión entre sus lectores. Thomas era un tipo de baja estatura, algo rechoncho, moreno y con un pelo mal cuidado, lacio e intensamente negro, la barba rala de semanas que siempre había odiado y rasuraba cotidianamente, herencia de su padre, delataba sus orígenes rurales en México. Aunque Thomas ya había nacido en Estados Unidos, y hablaba mejor inglés que español, su aspecto fue motivo de burla entre sus compañeros del colegio, que también migrantes habían heredado más rasgos reminiscentes del colonialismo o de las parejas norteamericanas de sus progenitores. Las burlas le afectaban poco, sus padres le inculcaron el orgullo de su raza, y además conforme avanzaba en el colegio, menos rostros morenos veía en los salones de clase, y para cuando se encontraba haciendo el doctorado en análisis biotecnológico del comportamiento humano, sus compañeros eran blancos, negros, amarillos y morenos de otros continentes. Ahora encarcelado su aspecto servía para encender las hogueras de los extremos políticos del país, que usaron sus orígenes para testerear las raíces xenófobas de la gente, que detrás de la fila de policías y reporteros, vociferaban a cuatro vientos, exigiendo la pena de muerte. Thomas sólo sabía lo que le transmitían los abogados de la empresa farmacéutica que lo reclutó cuando apenas salió publicada su tesis doctoral hacía ya siete años, en esa época tantos ceros en un cheque sorprendieron a sus padres que, no cabían de gusto por el éxito de su hijo. Ahora no los veía desde que la policía lo detuvo en el laboratorio de la compañía, de inmediato fue incomunicado, por su grado de peligrosidad lo han mantenido en una celda individual, sin iluminación natural, en la que sin libros, televisión o radio, estaba absolutamente incomunicado. Al entrar a la sala de la corte, los murmullos aumentaron de intensidad, se había prohibido el acceso a los reporteros por motivos de seguridad, así que la habitación estaba a medio llenar y cuando los policías lo llevaron a su asiento, pudo voltear para ver a sus padres, que lucían tristes, derrotados. Ellos sabían que su hijo era inocente, pero su confianza se había doblegado con la avalancha de información alrededor del caso de Thomas, al que juzgaban por ser responsable directo de la muerte de cientos de personas adictas a drogas duras, que recibieron experimentalmente una terapia innovadora, esto reduciría su consumo a niveles casi inexistentes. Esta era la última audiencia y para Thomas el veredicto no sería ninguna sorpresa, sus abogados le habían comunicado que gracias a un arreglo extrajudicial, se había acordado negar la pena de muerte. Así que no moriría en los siguientes treinta días, pero estaba seguro de que no estaría presente para enterrar a sus padres cuando les llegara la hora y que nunca podría vestir de luto para honrarlos. Se pusieron todos de pie, el jurado entregó un sobre al juez, quien leyó la sentencia. – Thomas Martínez, el jurado de esta corte lo encuentra culpable de los siguientes delitos: Manipulación de información científica. Se declara que el acusado incurrió en la manipulación deliberada de datos y resultados científicos, alterando la veracidad de la información con el fin de inducir a error a la comunidad investigadora y al público en general. Por lo que es sentenciado a cuatro años de cárcel. Generación de resultados fraudulentos. Se constata que el imputado elaboró y presentó intencionalmente resultados falsificados, simulando hallazgos que nunca fueron obtenidos mediante métodos válidos ni reproducibles, constituyendo un acto de fraude científico. Por lo que es sentenciado a seis años de cárcel. Exposición de grupos vulnerables a terapias de alto riesgo para su salud. Se reconoce que el demandado expuso a poblaciones vulnerables a tratamientos experimentales de alto riesgo, sin contar con la debida autorización ética ni garantizar la seguridad de los participantes, poniendo en grave peligro su integridad física y mental. Por lo que es sentenciado a diez años de cárcel. Autor intelectual del homicidio de ciento treinta sujetos de investigación alrededor del mundo. Se establece que el acusado actuó como autor intelectual de la muerte de ciento treinta individuos involucrados en ...
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    19 分
  • Mi perra vida temporada 2025, episodio 46.
    2025/11/14
    Relato – Sobreviviendo al domingo | Poema – Un cajón de deseos – Alfonso Gómez Líbano | Reseña – Narrativa – 22 autores – Vol II | Frase robada – Gustavo Díaz | Bonus track Sobreviviendo al domingo Tarde o temprano esto tenía que pasar, se me acumularon los viajes, las ponencias, juntas, los kilómetros en la montaña; el agotamiento de mi pila social y el otoño que este año se percibe gélido precoz. Ante tales embates epidemiológicos mi sistema inmune claudicó, y un virus, ese conjunto de proteínas y lípidos con forma matemáticamente determinada, decidió poblar mis senos paranasales para ahí tornar a la vida y reiniciar su ciclo replicativo, inflamando y llenándolos de una horrenda mucosidad en el proceso. Mi cuerpo produce decenas de proteínas ante la invasión, una guerra química que me hace sentir peor que Fernando Pessoa en El Libro del Desasosiego. Trato de fingir que no pasa nada, haciendo gala de mis habilidades políticas, pero fracasé, después de trasnochar el viernes, mi organismo me informó de manera contundente que estaba enfermo. Así que, sacando fuerzas de mi avaricia terminé de trabajar el sábado y me dispuse a enfrentar esta diatriba inmune en el aire fresco de Malinalco. Desafortunadamente no recuerdo hace cuanto no dormía más de nueve horas, y de once ni hablemos. Así que cuando abrí el ojo a las nueve de la mañana, sabía que no sería un domingo normal. Desde hace algunos años, conforme el “éxito” profesional me alcanzó o lo alcancé, no tengo muy claro eso, poco a poco, primero los sábados y luego los domingos, la rutina fue invadiendo esa bóveda que por motivos diversos y también algo oscuros, el catolicismo hace poco menos de dos mil años instauró como un día de descanso, reflexión, incluso de cohesión social. Pero con lo no que no contaban, es que llegaría un nuevo dios, que con su portabilidad nos da la “oportunidad” de llevar el trabajo a todos lados, así para muchas y muchos las raíces laborales se han ido clavando profundamente en los días de descanso. Este nuevo dios es tan tóxico que hurta nuestra atención de manera absoluta en los días que la ley se lo permite, relegando los despojos pedestres de la vida al sábado y domingo, que se transforman en los días en que intentamos hacer lo que el resto de la semana no nos deja; y cuando creemos que somos de los afortunados que podemos rebelarnos al yugo laboral, la meritocracia, su gran apóstol, nos invita a realizar actividades productivas. Nada queda fuera la dominación total del nuevo dios, y el apóstol que cierra la trinidad, es el scroll infinito, nos tima tirados en el sillón por horas viendo videos, devorando chismes irrelevantes y demostrando nuestro apoyo a lo efímero con el me-gusta, lamento decirlo también nos convierte en consumidores que, gracias al capitalismo de la atención hacemos que alguien gane dinero con nuestra esclavitud disfrazada de distracción. Toda esta debacle de la modernidad, hoy la derrumbó un milenario virus que me tiene sin el menor ánimo de cumplir mi papel económicamente determinado. Saqué una silla para estar vegetando en el jardín, de salir a correr ni hablemos, este bicho me quitó hasta la voluntad quijotesca de creer que podré acabar con los sempiternos pendientes. En ese estado de inutilidad sólo persigo con mi silla la sombra de los árboles, para mantenerme cómodo en la tautológica secuencia de leer unas páginas de Pier Lemaitre y caer vencido por el sueño. Pareciera que esta viremia hubiera apagado todos esos focos en mi cerebro que me mantienen en estado de búsqueda perpetua, que como en el mito de Sísifo, no me llevan a ningún lado. La decisión más importante del día es contravenir a Shakira en Inevitable y bañarme en domingo, así que aprovecho esa sensación de bienestar que si a Jean Valjean logró reanimar en Los Miserables, a mí me servirán para escribir estas páginas que como el resto del día no van a ninguna parte Hace poco tuve un problema de salud que inicialmente pensé sería algo grave, no fue así. Pero lo primero que consideré fue en mandar a la mierda la mitad de mis proyectos ¿será que sólo un virus o la amenaza de muerte es lo único que me hace reflexionar? Un cajón de deseos – Alfonso Gómez Líbano Era el tiempo en que vivía dando vueltas y saltos en tu cuerpo; las líneas de la tarde dibujaban un tren que descargaba un cajón de deseos en tu sangre y la mía y el viento colorado de la noche se acercaba sigiloso, asomándose a ti a una puerta donde habitan las llaves del amor repentino de ese tiempo. Narrativa – 22 autores – Vol II Hace un poco más de veinticinco años, La Comuna Editores, reunió obras inéditas de autores Platenses, y lograron congregar a cerca de cien, número de escritoras y escritores que parece sobresaliente, y más aún lo es, no sólo desde una perspectiva cuantitativa. Este segundo volumen, que por cierto es el único al que ...
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  • Mi perra vida temporada 2025, episodio 45.
    2025/11/06
    Relato – Quisiera ser como mis perros | Poema – A Circe, de uno de sus cerdos – José Emilio Pachecho | Reseña – Contrabando – Victor Hugo Rascón Banda | Frase robada – Oscar Jalil | Bonus track Quisiera ser como mis perros Quisiera ser como mis perros que se levantan a las cuatro de la mañana, salen al patio, hacen sus necesidades, huelen el ambiente, observan el cielo, le ladran a las sombras y regresan a su cama para continuar durmiendo plácidamente. Incluso si los regaño por estar encima de mis piernas, me ven desconcentrados por el tono de mi voz a hora tan temprana de la mañana, pero se enroscan en sí mismos y vuelven a respirar profundamente, siempre tan cerca de roncar, indiferentes a los problemas de la vida que a mí me levantan de la cama y me ponen a vomitar pensamientos intrusivos en una libreta. Me distraen los espasmos de sus patas que simulan correr y unos gruñidos sin mucha estructura, en mi ridículo antropocentrismo, pienso que deben estar soñando que persiguen a netanyahu1, o le están orinando los zapatos a donald trump 1, tal vez persiguen rabiosamente a políticos o narcotraficantes que para el caso son lo mismo. Al poco rato sus pesadillas cesan, se dan la vuelta estiran un poco sus patas e insisten en pegarse a mis piernas y vuelven a dormir, mientras yo sigo esperando a que las aves urbanas comiencen a trinar para sentirme menos solo. Estoy seguro de que al rato, cuando el sol, el hambre o algún ruido en la puerta los despierte, no me van a reprochar que prendiera la luz en medio de la madrugada, al máximo se quedarán dormidos un poco más a lo largo del día que no les depara nada. De lo que sí estoy seguro es de que al rato, cuando mis molinos de viento tengan nombre y apellido, derrotado me vaya al trabajo me verán con esos ojos recriminatorios de quienes lo han perdido todo, comenzará su ansiedad, el temor ontogénico a quedarse solos. Las horas en la agenda y pendientes que son insuficientes siempre, para ellos y para mi serán eternos. Cuando regrese en la tarde o en la noche, nos encontraremos, habrá algunos gemidos de reclamos y reproches de ambas partes, pero por unos instantes olvidaremos esa jornada llena de incertidumbre, desasosiego y soledad. 1 Las mayúsculas fueron eliminadas con conocimiento de causa. A Circe, de uno de sus cerdos – José Emilio Pachecho Circe abrió las puertas de la pocilga y sacó a mis compañeros en figura de puercos de nueve años. Odisea, rapsodia X De entre todas las bestias que en mi cuerpo lucharon contra mi alma acabó por triunfar el cerdo.Circe, amor mío, cuánta paz y felicidad sabernos nada más cerdos. No ambicionar la aprobación de nadie, no suplicarle a nadie: entiéndeme, tienes que comprenderme, soy falible, perdóname.No hay embrujo tan grande como el placer de revolcarnos en el lodo: tú la hechicera, yo el cerdo.Qué triste dicha ser uno más de tus cerdos. Somos tu piara, la zahúrda es tu templo.Disfruta, Circe, la pasión de tus cerdos. Paga en amor la humillación de tus cerdos. Contrabando – Victor Hugo Rascón Banda De acuerdo con una de las definiciones del Diccionario de la Lengua Española, contrabando es el “comercio de mercancías prohibidas por las leyes a particulares”. De las otras acepciones, en ninguna se hace referencia al daño que tal mercancía produce a quien lo compra, consume o distribuye. Y por supuesto, tampoco hace referencia al daño que sí, y no en pequeña cantidad, infligen miles de mercancías que no están prohibidas por las leyes para ser comercializadas. Esto viene a colación no para incitarlos a dejar la lectura de esta semana, sino para poner en evidencia que normalmente hablamos de un fenómeno determinado por el interés del mercado, y no por su estereotipo. Así este libro escrito por el chihuahuense hace casi veinte años, podría considerarse una obra canónica de la cultura del narcotráfico en México. A través de un texto biográfico ficcionado (o no), Víctor Hugo Rascón Banda, hace gala de una prosa elegante, ingeniosa y estilísticamente atrevida, para describir la narcocultura que, aunque la escuchamos, leemos o vivimos todos los días, la forma en que la plasma sin caer en excesos cruentos deja al lector con la ropa oliendo a sangre, plomo y miedo. Por supuesto que la novela tiene todos los estereotipos a los cuales netlifx1 les ha sacado buenos réditos. No se espere un sesudo ensayo o una lectura dogmática, es una gran novela que se inhala con velocidad y te transporta a un México que nos desagrada, pero del que no podemos escapar. Para quien esté interesado en una discusión más amplia sobre el autor y el libro les dejo una gran disertación al respecto. 1 La mayúscula fue eliminada con conocimiento de causa. Frase Robada – Oscar Jalil No hay nada peor que un joven perdido en las contradicciones de un momento histórico. Bonus track
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    16 分
  • Mi perra vida temporada 2025, episodio 44.
    2025/10/31
    Relato – Turismo bípedo | Poema – Garantía de por vida – Margaret Randall | Reseña – Los animales son parte de la clase trabajadora y otros ensayos – Jason Hribal | Frase robada – Simon Weil | Bonus track Turismo bípedo Durante estas última semanas se me han acumulado los viajes, conocí por primera vez Montevideo, y volví a la hermosa Buenos Aires. Desde hace tiempo, aunque ahora más arraigado, me gusta caminar o de ser posible correr por las calles de ciudades que me son ajenas. Cuando hablo de caminar suelo hacerlo sin mucho plan, tal vez elijo uno o dos puntos de intéres que estén relativamente cercad de donde me hospedo y me arranco a caminar. Al principio el temor obliga a estar anclado al celular, para que como en el resto de la vida, te ordene paso a paso cómo moverte, pero conforme adquieres confianza y entiendes que parte del proceso es dejar que la aleatoriedad haga su trabajo, frecuentemente estoy fuera de la ruta diseñada. Este deambular indeterminadamente, casi siempre resulta en gratas sorpresas: un grafiti increíble, una librería que no ha envejecido en los últimos ochenta años, cafeterías donde podría ocultarme de la realidad por horas y horas, restaurantes, museos, tiendas locales salpicadas entre monumentos históricos y joyas arquitectónicas de la región. Al caminar con la brújula descompuesta, a ese paso al que no se espera llegar lejos, te transformas en un intruso, un voyeur. Presencias la vida de los demás, cómo visten, a dónde van, con quién hablan e incluso puedes bajar el paso para robarles por unos segundos su íntimidad pedestre. Otra forma menos anárquica de apropiarte de las calles de una ciudad lejana es corriendo, que puede ser solo explorando, acompañado por alguién que conoce los caminos que son más aptos, o si tienes la fortuna, inscribiéndote a alguna carrera local, entre más larga mejor. Cada una de estas versiones de ejercitarte turisteando tiene su encanto. Recientemente inauguré la modalidad de ser guiado por un oriundo, en este caso de Buenos Aires, y fue una grata experiencia, ya que su conocimiento y confianza me llevaron por caminos que individualmente podrían intimidar, y al dejarte guiar, sabiendo que llegarás a buen término te enfocas en la apreciación, siendo muy gratificante sentirte parte de esa ciudad que se entrega de maneras raras a los corredores. Las conversaciones, los diálogos sin el teléfono en la mano, y más preocupado por encontrar el equilibrio entre correr y hablar fluídamente, esta aleación abre la conversación que se aleja de las clásicas charlas de relleno, y permite un conocimiento más profundo de la gente y una apropiación diversa de la ciudad. Finalmente, si todos los astros se alínean y encuentras alguna carrera durante tu estancia vale la pena inscribirse, y si los dorsales están agotados, solo hay que salir, llevar tu propia agua y aprovechar que las vialidades estarán cerradas, y al camuflarte como un local más en ropa deportiva invades la calles y recibes vítores y porras. Tener las principales calles y avenidas solo para ti y unos miles de corredores más es increíble, y al ser un camino trazado, solo te dedicas a sudar y a apreciar, comunión que vuelve tu viaje peregrino. Por su frugalidad, conocer una ciudad solo usando tus piernas me parece una de las formas más cautivadores de conocer las ciudadades y sus personas, que al paso de los kilómetros dejan de serlo. Garantía de por vida – Margaret Randall Los años llevan desgaste a las partes del cuerpoy me imagino un negociodonde los repuestos estén clasificadospor modelo y por fecha,los experimentales y los de producción en masaen mesas especiales de saldoalentándonos a probar una nariz de plásticoinmune al daño solaro superbaterías para el corazón o el hígadocon la promesa de durar para siempre. Los modelos genéricos atraeríanal comprador de ingresos bajos,las versiones de lujo, a la élite que tiene de todomenos un cuerpo que marche a la perfección.El dispensario podría seruna boutique exclusiva o un hipermercadodonde todo el mundo fuera a buscar gangasaunque todavía ninguna cura para los peorescánceres más graves, la demencia o la bacteria carnívora. Soluciones a corto plazo que se anunciencon términos elogiososofrecidas en llamativos exhibidoresjunto a la caja:te esperan a la salida,y no se puede reserevar.El oxígeno portátil con sabor tropicales el especial del mes.Cuando se agota la esperanza el engaño no escasea. Me imagino en un negocio, boutique oferia de ofertas así de futurista,y sé que es un sueño del Primer Mundo.Personas desesperadas de todo el planetavenden partes de su cuerpo:el pelo y los riñoneso usan los órganos para pasar contrabando.Si les va bien, ganan lo suficientepara comer unos meses máso la oportunidad fugaz de otro día. ¿Qué querrá decir garantía de por vidapara un cuerpo que solamente lleva puesto la esperanza?¿El consumidor aguantará hasta que haya ...
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  • Mi perra vida temporada 2025, episodio 43.
    2025/10/22
    Relato – Árboles luminiscentes | Poema – Aliteraciones de la noche – Eliana Tomassini | Reseña – El Arte de la Fuga – Sergio Pitol | Frase robada – Jason Hribal | Bonus track Árboles luminiscentes Año tras año, después de tantas décadas es difícil que no perciba el fin de las lluvias y de lo que eso implica. Antes cuando era apenas un brote en el suelo, la energía que llegaba a mis raíces hacía que se agitaran mis hojas. El micelio subterráneo lo comunicaba, transmitían el mensaje uno a uno en la inmensa red, que desde lo más lejos detectaba la humedad de las montañas. El agua comenzaría a disminuir, todos difundíamos el cambio, había que reservarnos, desechar lo prescindible, descansar, guardar energía para la escasez de la sequía. Así era al principio, y así es ahora, pocos sabemos que vivimos el reinicio del ciclo, unos cuantos nada más. La gran mayoría no lo lograron. Primero los fueron cortando, destrozarlos hasta mermarlos profundamente, después los arrasaron con fuegos perpetuos, envenenaron el agua y la tierra para matarse entre ellos, no crecía nada y lo poco que brotaba moría enfermo y deforme. Al final la sequía y las guerras perennes casi nos aniquilan. Algunos tuvimos suerte y la mayoría de ellos no. Los pocos de ellos y los pocos de nosotros estábamos solos en medio del árido vacío. Ellos siguieron muriendo, se destruían hasta que quedaron los más fuertes, y ellos también perecieron. Por mucho tiempo pensé que nos habíamos quedado únicamente nosotros, como los ancestros de los que sobrevivimos. Cuando logras mantenerte aferrado a la tierra seca, la espera es larga y asfixiante, el cielo seguía cerrado y el suelo persistía envenenado, tampoco nosotros lo íbamos a lograr, hasta que no sé cuándo, pero hace tanto, el agua comenzó a fluir de abajo para arriba. Primero la humedad le daba esperanza a mis raíces, venas líquidas comenzaron a cruzar las profundidades, eso nos dio energía para esperar a que por fin el agua cayera del cielo, al inicio tímida y desordenada a veces rabiosa y en otras modesta; hubo que esperar tanto, hasta que se tornara cíclica, periódica. No como ahora, que es como antes de todo. Hoy cuando terminan las lluvias, los nuestros debemos preguntarnos qué hacer con esos sobrevivientes nietos de los nietos, que como hojas se prenden a nosotros. Hay que decidir si seguiremos dándoles sombra en el día y luz por la noche, que los protege de los animales o de otros como ellos. Cuando comenzaban a caer las hojas de los árboles luminiscentes, la luz que los protegía durante la noche mermaba y era el momento de migrar. En las últimas generaciones después del exterminio, sólo en dos ocasiones las hojas de los árboles desaparecieron totalmente, y con ello su período de estabilidad, siempre después de las lluvias. Así que cuando las gotas dejaron de caer y los lechos de los ríos se encogieron, temían como siempre que los árboles no los iluminaran más, dejándolos expuestos a la negrura de la noche vigilante, medrosos trataban de continuar su cotidianidad, pero hacían previsiones ante cualquier cambio en el bosque que los rodeaba, al que habían acudido en busca de seguridad, de lo que no tenían certidumbre era sobre su fecha de caducidad. Los primeros en perder su follaje y por lo tanto la luminiscencia, fueron los árboles de la periferia, alejados del asentamiento. Sus pobladores sabían que en poco tiempo el perímetro se reduciría y ese poblado que habían formado lenta y persistentemente se iría apagando, quedando al acecho de las adversidades heredadas después de la extinción. Se formaron varios equipos, las leyendas cuentan que al buscar un nuevo bosque, no siempre llegan todos, y encontrar un sitio no era certeza de que los árboles mantuvieran las hojas y con ello la pervivencia de los exploradores. Los grupos fueron partiendo uno a uno, pasara lo que pasara sabían que no se volverían a ver. Las colonias de árboles luminiscentes solo aceptaban, cuando así lo decidían al grupo originario, traer más pobladores invariablemente obligaría a buscar otro sitio. Al partir el primer grupo hubo abrazos, tristeza y mucho llanto, pero era la única estrategia que les había permitido salir adelante en los últimos días de la humanidad. En esta ocasión a nuestra comunidad se le asignó la última decisión. A lo largo de los años, ellos formaron con nosotros el grupo más numeroso. Esto nos preocupa a todos, en lo profundo de nuestros anillos, en los más viejos, hay huellas de lo que pueden hacer. Comenzamos a perder las hojas como en épocas ancestrales y la oscuridad inició su reinado. Ellos dieron paso a su partida, identificaron bosques lejanos, les tomará tiempo volver a instalarse, pero la decisión fue la mejor. Las hifas del subsuelo transmitieron el mensaje. Conforme los exploradores llegaban a su destino, algunos no lo lograban, perdíamos nuestras hojas, y con eso sus esperanzas. En...
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