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Mi perra vida

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著者: Mi perra vida
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このコンテンツについて

Fastidiado de las restricciones en las redes sociales, y sin postureo ni opiniones al vapor, aquí les dejo Mi Perra Vida 社会科学
エピソード
  • Mi perra vida temporada 2025, episodio 50.
    2025/12/12
    Relato – La cura a las adicciones (cuarta parte) | Poema – El puente – Amalia Bautista | Reseña – Fabricación -Ricardo Raphael | Frase robada – Carole Fréchette | Bonus track La cura a las adicciones (cuarta y última parte) Thomas dio un segundo sorbo al café, y a punto de comenzar su respuesta fue interrumpido nuevamente por El Capitán. -Me gustaría avisarle que, todos los caballeros aquí sentados son personas serias y muy ocupadas, como pudo observar, este es un centro de operaciones, controlamos la mayoría del tráfico de drogas, armas y personas a nivel global, es el lugar más seguro y blindado del mundo. Por lo que, esta conversación es muy importante para todos los presentes. También sabemos que el gobierno de Estados Unidos, y otros con quienes tenemos estrechas relaciones comerciales, han intervenido en el juicio que lo trajo hasta aquí. Por lo tanto le rogamos sea honesto, no esperamos escuchar una replica de lo ya publicado en todos los medios. Thomas dejó de ver su taza de café, apoyó los codos en la mesa y cruzó los brazos. -Veo que están bien enterados de mi trabajo y el escándalo que montamos para terminar en prisión. Pero es muy probable que no supieran lo que pasó después de publicar mi último estudio, donde se demostró que el medicamento redujo en más del ochenta por ciento el consumo de drogas duras, y con pequeñas dosis de mantenimiento las recaídas eran prácticamente nulas. Pensándolo bien, tal vez ustedes lo sepan mejor que yo -volteó a mirar a El Capitán, quien contuvo una sutil sonrisa-. Pues lo primero que llamó la atención al consejo directivo de la compañía fue que, la nueva aprobación para el tratamiento de la adicción a drogas duras se estaba retrasando más de lo habitual, por “motivos de seguridad” argumentaban. Volví a revisar las bases de datos, realizamos análisis estadísticos más rigurosos y no encontramos nada inusual, lo mismo que en los estudios de obesidad, diabetes y cirrosis. La primera noticia me la dieron tirado afuera de mi casa con esposas en las manos, mientras me transportaban a la comisaria los custodios me enlazaron una videoconferencia con el presidente la empresa. Sin muchos preámbulos me pidió que lo disculpara por la terrible situación a la que me exponía, pero era el único modo de enmendar los errores de ese estudio. Yo le aseguré que no había tales desaciertos, no cabía lugar a dudas. Me explicó que el errar era el estudio en sí, no entendía a qué se refería. Ahora, que me explica su cartera de clientes, creo que todo es más claro. Me comentó que las agencias regulatorias y de seguridad de diversos gobiernos alrededor del mundo, me imagino que sus socios comerciales, le hicieron llegar sus preocupaciones sobre cómo éste fármaco podría afectar sus proyecciones económicas, los cálculos estimaban la caída de gran parte del tráfico y venta de drogas ilegales a nivel mundial, situación que de inicio era compleja, pero que arrastraría a sus socios del mercado financiero, minero, tecnológico y tantos otros que de un modo u otro facilitan o se benefician de esa actividad económica. Las estimaciones no eran halagüeñas, los mejores escenarios contemplaban una crisis peor que la del inicio del siglo pasado. Mientras iba camino a la prisión lo único que se me ocurrió fue proponer que se retractara el artículo, situación que ya se había dado con otros fármacos donde al final no demostraron la utilidad prometida, y fueron retirados del mercado. Aclaró que la decisión no estaba en sus manos, y la propuesta de generar tal escándalo y polarización de la sociedad era algo que ayudaría a distraer la atención del verdadero problema económico que surgía ante la cura de las adicciones. Me pidieron paciencia, que todo mi apoyo sería recompensado generosamente, apenas la situación en los mercados internacionales se calmara, comenzarían a trabajar en una reducción significativa de la condena. Thomas volvió a beber su café y se apoyó en el respaldo de la silla. La mesa permanecía pensativa en silencio. -Le agradezco su sinceridad Dr. Thomas, para nosotros esta información es muy importante. Efectivamente asesoramos a los gobiernos en las proyecciones financieras, pero el modus operandi para corregir el problema es autoría de nuestros socios, ellos son los expertos. -Me imagino que esta conversación se encuentra al margen de la compañía y sus socios ¿o me equivoco? -le pregunto Thoma a El Capitán. -Así es Dr. Thomas, de hecho el que usted fuera sentenciado de por vida en esta penitenciaria tampoco es azaroso. Esta reunión fue organizada para hacerle una propuesta. El Capitán se levantó de la mesa, invitando a Thomas para lo siguiera fuera de la sala de juntas, y detrás todos los integrantes de la reunión. Pasaron algunos pasillos y El Capitán se detuvo frente a una de las puertas, digitó un código que le permitió el acceso a un inmenso laboratorio de ...
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    22 分
  • Mi perra vida temporada 2025, episodio 49.
    2025/12/05
    Relato – La cura a las adicciones (tercera parte) | Poema – Invocación – Mikeas Sánchez | Reseña – Poema – Maquina – Durrumbe – Eugenio Tiselli | Frase robada – H. G. Wells | Bonus track La cura a las adicciones (tercera parte) Thomas se disponía a terminar sus últimos pendientes en el laboratorio, y regresar a casa, deseaba un fin de semana tranquilo para disfrutar de un buen restaurante, tirarse al asoleadero en el jardín y chapotear un rato en la alberca. Su Porsche estaba estacionado al lado del de el director general, prestación de la empresa que recibió a los dos años de haber ingresado. Los biotecnólogos de la compañía llevaban años buscando fármacos que ayudaran al control de la obesidad, hace una década pensaron que lo habían logrado, pero cuando probaron el medicamento en miles de personas alrededor del mundo, se triplicaron las tasas de suicidios. La empresa casi se va a la ruina, pero los inversionistas confiaron en que iban por la senda correcta, así que la re-financiaron y continuaron sus investigaciones. Sabían que encontrar la cura para un problema tan frecuente que parecía invisible, sería una excelente inversión. Por eso no dudaron en integrar a Thomas a su equipo, su estudio en ratas mostraba un control del comportamiento como nunca antes visto, revirtiendo hábitos que eran imposibles de erradicar. Los inversionistas no estaban equivocados, dejaron a disposición de Thomas una pléyade de sustancias en experimentación, para que comenzara a evaluarlos y avanzar en su potencial desarrollo. En menos de dos años las pruebas en cerdos, en quienes el reto era mayúsculo por su ausencia de centro de la saciedad, demostraron controlar su consumo de alimento y bajar de peso, de forma casi mágica. Thomas había identificado un defecto en las células de diversos órganos, que afectaban su comportamiento, y administrando una inyección semanal a los animales, lograba esos increíbles hallazgos. Los primeros resultados en humanos coincidieron con la hipótesis planteada, tras probar varias dosificaciones, encontraron la manera de inducir modificaciones en el comportamiento de las personas, que les reducía el consumo masivo de calorías, y algunos otros cambios que al principio se consideraron irrelevantes, pero que a la postre consolidaron a la empresa a nivel mundial. En cuatro años de trabajo Thomas publicó los resultados de miles de personas con obesidad, tratados con su inyección mágica, el artículo científico demostraba una reducción de peso tan grande como la obtenida a través de las agresivas cirugías, destinadas a pacientes con severos problemas de salud derivados de la obesidad. Tras su aprobación en Europa y Estados Unidos, la empresa recibía toneladas de dinero en ganancias, tenían a la gallina de los huevos de oro. Para ese momento a Thomas le actualizaron su contrato y por primera vez en la historia un investigador, un científico tenía un convenio económico mejor que el de cualquiera de los mayores deportistas del mundo. Como si eso no fuera suficiente, de inmediato, sabiendo lo que había descubierto, iniciaron pruebas para ver si la medicina podría funcionar en otros escenarios. Así que, comenzaron a tratar enfermedades relacionadas, como la diabetes, problemas del corazón, renales, hepáticos; y todo mejoraba, ampliando el abanico de ingresos de la empresa. Thomas estaba convencido de que eso solo era el inicio, mientras su cuenta de banco se engrosaba significativamente, el seguía trabajando con sus ratas, nunca aceptó hacerse una figura pública, tenía mayor interés en sus experimentos, los cuales comenzó a mover hacia su verdadera pasión la modificación del comportamiento. Tras algunos ajustes, encontró la manera de mejorar modelos animales de enfermedades degenerativas. Los directivos no tardaron en comenzar a explotar estas posibilidades, sin saber que estaban abriendo la caja de Pandora. Llegó al portón de su casa, la puerta automática comenzaba a abrirse y de improviso, decenas de patrullas lo rodearon, Thomas estaba confundido, no entendía lo ocurrido, pensaba que todo debía ser un error, con decenas de policías armados con rifles lo obligaron a salir del auto y sometido en el suelo, le colocaban las esposas, le recitaban sus derechos y le gritaban que estaba detenido por el asesinato de decenas de sujetos de investigación. Invocación – Mikeas Sánchez Hay un lugar privilegiado para mi amado, aquel donde brotan la música y la danza, aquel que habitamos antes de la luz, antes de ser. Yo te invoco amado mío, donde sea que estés sueña conmigo, que nadie te haga olvidar que nacimos para contemplar los atardeceres de Ajway’. Yo te invoco amado mío, donde sea que estés, ¡Nómbrame!, Eres mi dualidad, la cima del Gran cerro, todos los orgasmos que me faltan. Poema – Maquina – Durrumbe – Eugenio Tiselli Este es un libro objeto, hermoso, ecléctico, híbrido, que explora ...
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    14 分
  • Mi perra vida temporada 2025, episodio 48.
    2025/11/26
    Relato – La cura a las adicciones (segunda parte) | Poema – Sólo una noche – Anónimo | Reseña – Jurassic Park – Michael Crichton | Frase robada – Ludwig Wittgenstein | Bonus track La cura a las adicciones (segunda parte) Leer la primera parte del relato Apenas lo movieron con el resto de los presos y ya lo tenían perfectamente ubicado. Thomas lo intuía y aunque intentaba ser cuidadoso y no exponerse, ni llamar la atención, sus habilidades eran inútiles casi pueriles. Al final de la tercera semana, cuando Thomas cruzaba un pasillo no muy bien iluminado, que casualmente quedaba fuera del ángulo de visión de la cámara de seguridad, fue detenido por tres cabezas rapadas que, sin mediación comenzaron a golpearlo, ya en el suelo, uno de ellos sacó del calcetín una punta de acero afilada, que empuñó con dirección al cuello. Thomas intentaba zafarse, pero era inútil, lo superaban en número, habilidad y fuerza. -A ver pinches gringos, ya se les acabó la fiesta, dejen al mexicanito ese en paz -dijo un tipo que bien podía ser primo de Thomas, sólo que dos veces más grande y con más músculos que tatuajes. -No te metas hijo de puta, este nos lo encargaron -le respondió el tipo con la punta de acero apuntando al cuello de Thomas en el suelo. -Pues a nosotros también, este mexicanito lo cuidamos nosotros ¿está claro? El tipo con la cabeza rapada observó desconfiado a esa montaña de músculos, sabía que estaba solo, pero apenas intentará enterrarle la punta, decenas de compatriotas los aniquilarían en cuestión de segundos. Se le quitaron de encima y se fueron caminando, tan tranquilos, como si no hubiera pasado nada. Thomas no sabía si estaba más aliviado o consternado por todo lo ocurrido. -Levántate cabrón, no deben de tardar en venir los custodios, para ver qué ocurre. Con todo el cuerpo magullado se esforzó por levantarse del suelo, y seguir instintivamente al tipo que, lo salvó de morir desangrado con una punta de acero en la yugular. -Gracias -le dijo tímidamente, mientras el tipo continuaba caminando con naturalidad mientras lo ignoraba. -De verdad te lo agradezco -insistió Thomas- pero creo que te equivocaste, yo no soy mexicano. El tipo se detuvo de improviso y Thomas por nada se estampa en su espalda. Volteó y lo vio de arriba a abajo. -Pues cabrón, tengo varios hermanos igual de prietos y panzones que tú, lo que sí es que hablas inglés como gringo, pero si no quieres despertar mañana con una navaja en el hígado, será mejor que te vayas sintiendo uno de los nuestros, lo cual te conviene, porque yo creo que todos los demás van a buscar el mejor momento para entregar tu cabeza y cobrar la recompensa. Sin mediar más palabras ambos entendieron el acuerdo y Thomas continuó caminando detrás, primero por las zonas comunes donde invariablemente todos los observaban, ya se había regado la información. Paulatinamente comenzaron a deambular por pasillos solitarios, en el poco tiempo que llevaba recluido jamás había estado en esa sección de la prisión. Al final del pasillo había dos guardias y un sistema de detección de metales. De manera automática el tipo musculoso, en silencio, se detuvo frente de uno de ellos, separó las piernas y levanto las manos a los costados. Lo revisaron escrupulosamente y pasó por el arco de seguridad, se iluminó una luz verde y otro custodio abrió la puerta permitiendole el paso. La puerta se cerró y Thomas quedó solo con los guardias, imitó el comportamiento de su anfitrión y paso por la pesada puerta de metal. Al entrar, Thomas pensó que se encontraba en el recibidor de un corporativo de oficinas, salvo por el hecho de que, todos eran hombres de aspectos latino que portaban el uniforme de presos de la penitenciaria. Se quedó observando durante varios segundos el movimiento de la gente, verdaderamente el ambiente era ajeno al un centro de reclusión. Thomas salió de su asombro y volteó a todos lados, para encontrar a la montaña de músculos que lo había salvado de morir desangrado, el tipo había desaparecido entre el ejército de personas que se movía de una oficina a otra. En el centro de la inmensa sala, había una recepción con tres personas frente a sus computadoras, tomaban llamadas y tecleaban información afanosamente. Le pareció absurdo, pero era lo único que se le ocurría, se acercó a pedir informes. -Buenos días -dijo dubitativo, sin mas argumentos que agregar. -Buenos días señor Thomas -respondió uno de los presos que atendía la recepción-, ya lo están esperando. No supo qué responder, no entendía qué estaba pasando, hace apenas menos de media hora estaba al borde de la muerte y ahorita parecía que iba a realizar un trámite burocrático. -¿Quién me espera? -preguntó tímidamente. -El Capitán y los miembros del consejo. ¿Desea algo de tomar? Se encontraba perplejo, pensaba en lo surrealista de su situación, respondió casi a modo de burla. -Un latte con leche de ...
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    17 分
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