¡Descubre una tradición inigualable que ilumina el corazón de Querétaro! La Peregrinación de los Farolitos en San Juan del Río no es solo un evento religioso, sino una joya cultural espectacular que ha sido formalmente declarada Patrimonio Histórico, Cultural e Inmaterial Sanjuanense. Esta declaratoria asegura su protección y fomento, confirmando su importancia como parte de la identidad local.Si buscas experiencias auténticas y visualmente impactantes en México, esta peregrinación te cautivará, pues se realiza anualmente la víspera del 12 de diciembre, marcando el inicio de los festejos guadalupanos. Su principal atractivo y factor de distinción es que es la única procesión en México donde los participantes desfilan portando faroles con destellos de luz. La vista de esta "gran columna" iluminada por miles de pequeñas luces, mientras la oscuridad de la noche se hace presente, es simplemente mágica.El evento se desarrolla en un ambiente familiar, de sana convivencia y valores, y atrae a contingentes de niños, niñas, jóvenes y adultos que caminan juntos, fomentando la construcción de un Legado de Bien Común y una Mejor Sociedad.El recorrido comienza en las inmediaciones del histórico Puente de la Historia. La procesión se anuncia con la peculiaridad de que, primero, pasan los taxis y camiones de transporte público adornados con globos, flores y motivos guadalupanos, haciendo sonar sus cláxones. Luego, la marea de peregrinos, portando sus farolitos, avanza por la avenida Juárez y gira en la calle Hidalgo para concluir en el Santuario de la Virgen de Guadalupe en el Centro.El simbolismo de los faroles es profundo: representan la esperanza, la fe y los deseos por la paz. Una vez que la marcha culmina y se realiza la ceremonia religiosa, la noche se cierra con un espectacular evento pirotécnico que ilumina el cielo con cohetes disparados desde un castillo instalado para la ocasión.Vivir esta tradición es participar en el folclore vivo de San Juan del Río, una experiencia que se ha transmitido de generación en generación desde su origen en 1948, asegurando que la esencia cultural de este municipio queretano permanezca vibrante y luminosa.

¡Bienvenidos, viajeros, al podcast que te lleva a descubrir los tesoros escondidos de México!Hoy nos sumergimos en un destino que combina belleza natural, historia y tradiciones en el estado de Querétaro: Amealco de Bonfil, un Pueblo Mágico desde el 11 de octubre de 2018.Amealco es famoso por ser un lugar lleno de misterios ancestrales y por su destacada producción artesanal, siendo el hogar de la muñeca Lele. Esta adorable figura, cuyo nombre significa "bebé" en el idioma indígena Hñahñu, es un reflejo de la cultura Otomí y fue declarada Patrimonio Cultural de Querétaro. Pueden visitar el Museo de la Muñeca Artesanal para conocer más de 300 piezas, incluyendo a Lele y Dönxhu.Pero Amealco no solo es cultura; si buscas ecoturismo, este municipio está rodeado de impresionantes paisajes y flora variada, destacando coníferas y encinos. Explora la Barranca de Amealco o el Parque Natural La Beata, un bosque mixto ideal para recorrer sus senderos o acampar.Y para los amantes del buen comer, la gastronomía local es imperdible. Aquí podrán saborear platillos típicos como la barbacoa de borrego, las carnitas, el consomé, el mole de guajolote o las tostadas de arriero. Además, no se pueden ir sin probar la bebida tradicional prehispánica, el pulque. De hecho, los fines de semana pueden disfrutar de La Caminata del Pulque, un recorrido por tres pulquerías tradicionales por solo 150 pesos.Finalmente, Amealco es un lugar de asombro. Descubriremos sus leyendas, desde el espíritu del "Niño Artillero" hasta la misteriosa sirena que habita el Lago Negrete, o figuras míticas exclusivas del folklore, como el Tlanchana (una criatura mitad mujer y mitad serpiente).Quédate con nosotros para planear tu viaje a este destino que te espera con sus tradiciones y calidez, ubicado a solo 45 minutos de la capital de Querétaro.

La Revolución Mexicana no fue un solo movimiento, sino un auténtico campo de batalla ideológico que definió el nacimiento del México moderno. En el sur, Emiliano Zapata encabezó el Zapatismo con el Plan de Ayala de 1911, una propuesta contundente que exigía la devolución inmediata de las tierras arrebatadas y una reforma agraria profunda. Su grito, “Tierra y Libertad”, se convirtió en la voz de los campesinos olvidados.

En el otro extremo, Venustiano Carranza, líder del bando Constitucionalista, buscaba restablecer el orden legal tras la caída de Madero. Su visión era más moderada: una reforma agraria limitada y progresiva. Carranza ganó la guerra militarmente y ordenó el asesinato de Zapata en 1919, eliminando a su principal opositor.

Pero incluso el triunfo militar tuvo límites. Cuando Carranza presentó su proyecto constitucional, fue considerado insuficiente. Los diputados progresistas presionaron para integrar las demandas populares y radicales del movimiento social. Así nació la Constitución de 1917, una síntesis histórica: el artículo 27 retomó la esencia del zapatismo y el artículo 123 estableció derechos laborales inéditos.

Finalmente, Álvaro Obregón consolidó este nuevo orden. Al llegar al poder, convirtió esos ideales en la base del Estado posrevolucionario. Fue entonces cuando las demandas radicales se transformaron en instituciones y México definió su rumbo político definitivo.