Aceptar amor no siempre es fácil. Para muchos, recibir un gesto de cariño despierta incomodidad, vergüenza o incluso rechazo. No porque no deseemos ser amados, sino porque aprendimos a protegernos más de la cuenta.

En este episodio de Progreso No Perfección, A.D. Calderón relata una escena cotidiana: una madre intentando darle una sombrilla a su hijo bajo la lluvia, y un adolescente negándose a recibirla para “verse bien”.

Esa resistencia —aparentemente inocente— revela una verdad profunda: muchas veces rechazamos lo que más necesitamos.

Con los años, aprendemos que madurar no es demostrar que podemos solos, sino dejar de pelear contra quienes nos aman. Aceptar cariño no nos debilita: nos sostiene.

La vulnerabilidad no es exposición; es libertad.

Recibir amor no es dependencia; es apertura.

Este episodio es una reflexión sobre:

• por qué nos cuesta recibir amor,

• cómo el orgullo se disfraza de independencia,

• la relación entre autoimagen y vínculos,

• y cómo sanar la resistencia a aceptar cariño genuino.

Permitir que otros te amen es una forma de amor propio.

Es dejar de proteger la versión rígida de uno mismo para permitir que la vida entre.

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