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La ciudad perdida de Teyuna

La ciudad perdida de Teyuna

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このコンテンツについて

La Sierra Nevada se levanta como un antiguo corazón, uno que late con un ritmo tan lento y distinto al nuestro que a veces uno podría pensar que no es una montaña, sino un ser vivo que respira desde antes de que existieran los mapas, las brújulas o el propio deseo humano de comprenderlo todo. Al adentrarse en ella, la luz cambia, el aire se hace más denso, y el silencio deja de ser ausencia de ruido para convertirse enuna presencia palpable, como si algo ancestral se hubiera quedado allí,esperando pacientemente a que los hombres modernos recordaran lo que un día supieron y después olvidaron. En ese espacio donde lo vegetal lo domina todo, donde los árboles parecen columnas de un templo sin techo y el agua murmura historias que nadie traduce del todo, se esconde Teyuna, la Ciudad Perdida, en lo profundo del Parque Nacional Natural Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia, en el departamento del Magdalena, una urbe tan antigua que cuando Machu Picchu apenas era un sueño en la piedra, ella ya respiraba civilización y propósito.

Los pueblos indígenas nunca la llamaron perdida, porque nunca lo estuvo para ellos; para los Kogi, los Wiwa y los Arhuaco, Teyuna siempre fue laciudad madre, el punto donde se sostiene el equilibrio del mundo, el lugardonde el orden y la memoria se tocan. Ellos sabían dónde estaba, sabían cómo llegar y sabían también por qué no debían hablar de ella. Para los Mamos, los guardianes espirituales de la Sierra, revelar su ubicación a quienes no estaban preparados hubiera sido como abrir el corazón de la montaña a manos que no saben escuchar los latidos. En su silencio había un pacto, y en ese pacto una protección profunda: Teyuna debía preservarse no por miedo, sino por respeto a su propio espíritu.

Cuando el mundo moderno comenzó a sospechar su existencia, lo hizo no por sabiduría sino por accidente, casi como si la ciudad misma hubiera decidido aflojar un poco el velo que la cubría para recordar a los hombres que no todo ha sido descubierto ni cartografiado. La idea de una ciudad intacta, devorada y al mismo tiempo protegida por la selva, removió la imaginación de muchos, pero ninguno entendía del todo que ese “ocultamiento” no era abandono, sino un acto consciente de la montaña, una manera de preservar lo que no debe ser profanado hasta que llegue el momento oportuno.

Y es que Teyuna no se abre a cualquiera. Hay lugares de este mundo que reciben al visitante como quien abre una puerta y da la bienvenida, pero hay otros que examinan primero el alma antes que los pasos. La Sierra pertenece a esta segunda categoría, y los pueblos que han vivido siemprebajo sus nubes lo saben. Por eso, cuando alguien se adentra en el sendero que lleva a la Ciudad Perdida, no solo está caminando hacia un sitio geográfico, sino hacia un encuentro con algo que va más allá de la piedra, del pasado y de la arqueología. Es una invitación —o una prueba, según el espíritu con que se llegue.Disponible también en Podimo — disfruta 30 días gratis con mi enlace y apoya este podcast.

Los Misterios de la Historia: https://podimo.com/s/0Y6DZfP0


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