En la búsqueda incesante de una ventaja competitiva, los atletas de élite exploran constantemente los límites de la fisiología humana. En los deportes de alta intensidad, el principal obstáculo es siempre el mismo: la fatiga. Intuitivamente, uno podría pensar que respirar aire enriquecido con oxígeno (hiperoxia) durante el entrenamiento es como activar un "turbo" que hace todo más fácil. Pero la ciencia, como suele hacer, nos cuenta una historia mucho más interesante y, para el atleta serio, infinitamente más útil. Un estudio reciente sobre atletas de deportes de equipo y de raqueta revela conclusiones sorprendentes y contraintuitivas sobre los verdaderos efectos del oxígeno suplementario, cambiando la forma en que entendemos esta potente herramienta.

El mensaje de este estudio es claro y potente: la hiperoxia no hace que el entrenamiento de alta intensidad se sienta más fácil; permite a los atletas entrenar más duro, por más tiempo y de forma más inteligente. Su verdadero valor no reside en la comodidad momentánea, sino en la capacidad de aumentar de forma segura y medible la carga de entrenamiento, el estímulo fundamental para la mejora del rendimiento. Esto nos deja con una pregunta fascinante sobre el futuro del acondicionamiento de élite. Si la clave para la adaptación es la sobrecarga progresiva, y la hiperoxia nos ofrece una nueva forma de lograrla, ¿estamos a las puertas de una nueva era en la que los generadores de oxígeno se conviertan en una pieza estándar del equipamiento en los gimnasios de alto rendimiento? La ciencia sugiere que podría ser el siguiente paso lógico.

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ENLACE AL ESTUDIO:

https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC8963206/