“Pero tú, ¡oh hombre de Dios!, huye de estas cosas destructivas; mejor practica la justicia, que es dignificar al hermano, vive la fe por identidad, practica el amor sacrificial, ten paciencia y procura experimentar una profunda paz en tu interior. Pelea la buena batalla de la fe por identidad, aférrate de la vida eterna, por la cual fuiste llamado y que confesaste por medio de tu propia vida, delante de muchos testigos. Te encargo todas estas cosas delante de Dios, que es el fundamento de la vida y de Jesucristo, el que confesó y dio testimonio con su propia vida ante Poncio Pilatos, que tú guardes el mandamiento de Dios en Cristo, sin mancha, de manera íntegra, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual se revelará en el tiempo de Dios, el Bendito y Soberano, el Rey de reyes y Señor de señores, el único que es inmortal, que habita en la luz perfecta y que ningún ser humano ha visto, ni verá; a Él sea el honor y el poder eterno; así sea. A los ricos, que no sean orgullosos ni pongan las esperanzas en las riquezas porque pueden desaparecer en cualquier momento, sino que confíen en Dios, el que realmente ofrece una riqueza que fundamenta nuestra existencia; que hagan el bien, que practiquen buenas obras, que sean generosos y compartan lo que tienen con los que no tienen; atesorando una riqueza espiritual para ustedes mismos, desde ahora, pues la van a necesitar para las cosas que vienen, y así están construyendo una vida eterna.”
1 TIMOTEO 6:11-19 TCB
https://bible.com/bible/4013/1ti.6.11-19.TCB