Este episodio está dedicado a esas personas que no figuran en organigramas, pero sin las cuales liderar sería muchísimo más difícil.

Los líderes necesitamos gente con quien podamos hablar de lo que nos pasa, compartir dudas, desafíos, enojos, frustraciones, ideas y sueños.

Personas que te digan “no te enrosques”, “andá por ahí”, “cuidalo”, “soltá”, “estás pensando mal”.

Son colegas, pero también amigos.
Son equilibrio.
Son perspectiva.
Son verdad.

“Alguien con quien pintar macetas” es esa persona que te acompaña mientras ordenás tus ideas y volvés al centro.

Nuevo episodio disponible en Desembarco del Líder.

¿Vos tenes con quienes juntarte a pintar macetas?

Continuando la reflexión del episodio anterior, hoy te digo:

No tenés por qué resolver todo solo.
Y mucho menos cuando estás lidiando con situaciones complejas, desgastantes o emocionalmente intensas dentro del equipo.

Cuando un colaborador está atravesando un mal momento y comienza a contaminar el clima, el líder suele cargar con todo: la responsabilidad, la duda, el desgaste y hasta la culpa.

Pero en esos momentos: Buscá a alguien que te ayude a ver lo que vos ya no estás pudiendo ver.
Un colega, un par, un líder de otra área, alguien externo.
Alguien que te devuelva claridad, perspectiva, opciones.
Alguien que te pregunte lo incómodo, o que te ofrezca una mirada más imparcial del conflicto.

Porque liderar en soledad solo agranda el problema.
Liderar en red lo vuelve más humano, más sostenible y más lúcido.

Buscate alguien que te clarifique y dejate acompañar en el camino de liderar.

El episodio más incómodo… pero también uno de los más necesarios.

En el camino del liderazgo hay conversaciones que nadie quiere tener, pero que tarde o temprano llegan:
👉 Cuando una persona empieza a afectar al equipo.
👉 Cuando su desmotivación se contagia.
👉 Cuando el clima empeora sin darnos cuenta.
👉 Cuando el “malestar” deja de ser individual y se vuelve colectivo.

Sí… la famosa manzana podrida.
La que, si no intervenimos a tiempo, contamina el cajón entero.

Este episodio no es para señalar culpables.
Es para mirarnos profundamente como líderes y hacernos tres preguntas clave:

🔸 ¿Hasta dónde puedo acompañar?
🔸 ¿Cuándo intervenir y poner límites?
🔸 ¿Cuándo proteger al equipo… incluso si duele?

Porque el desgaste emocional no se resuelve solo.
Y porque, aunque cueste aceptarlo, no siempre podemos salvar a todos.

A veces el desafío es recuperar a esa persona.
Otras, es cuidar al equipo entero.
Y en el medio… estamos nosotros, tomando decisiones que casi nadie ve.

Si liderás personas —o soñás con hacerlo— este episodio es para vos.
Honesto. Crudo. Humano.
De esos que te dejan pensando.